El nuevo contrato psicológico

El nuevo contrato psicológico
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El mundo laboral está en un momento único en la historia, experimentado una gran cantidad de cambios que están poniendo a prueba, entre otros factores, al contrato psicológico. El empleado, cada vez más consciente e interconectado, tiene claro aquellos puntos que difieren, para bien y para mal, de puestos homólogos al suyo. También la empresa es consciente de a qué ritmo se mueve el mercado y en determinados sectores, lo que hace unos años se consideraban condiciones utópicas, hoy se consideran básicas para retener el talento.

Las nuevas generaciones (y particularmente en ciertos sectores) ya no ven el trabajo como un medio para ganarse la vida (únicamente) sino como una actividad que permite la auto-realización. Desde la perspectiva del empleado busca cada vez más una visión postmaterialista más elevada e importante que sí mismo a la que contribuir con su esfuerzo así como compañeros de viaje que sintonicen y converjan hacia idénticos objetivos. La calidad de vida laboral estará muy vinculada al nuevo contrato psicológico en términos de visión, valores, principios y cultura, donde el capital humano cobra mayor protagonismo y es el centro del cambio y el alma de la compañía. Desde la perspectiva de las compañías, el nuevo contrato exigirá compromiso, lealtad, sentido crítico y alineamiento con su visión. El anacronismo del operario acrítico, mecánico e indolente con los objetivos de la empresa ya no aporta ni empuja en la dirección correcta, así como la visión de la compañía para toda la vida, donde seguir los patrones establecidos y ser adherido a una vida laboral sin sobresaltos, meticulosamente planificada e idéntica a la de cualquier otro.

El salario emocional como concepto emerge en la nueva fuerza laboral como uno de esos factores discriminantes a la hora de elegir o rechazar un empleo. Unido a las condiciones actuales de abruptos y profundos cambios, se encuentran escenarios en los que la ausencia de medidas de conciliación, salario competente o visión desalineada de la empresa, derivan en rotaciones. Medidas tales como la posibilidad de teletrabajar, horarios flexibles u otros beneficios sociales irrumpen como parte ya inamovible dentro de ese contrato social, repercutiendo directamente en la calidad de la vida laboral de los empleados. Si bien el trabajo será la forma de realizarse externamente, el nivel intimista, familiar o personal de los trabajadores debe quedar perfectamente encajado. Las otrora gruesas, rígidas y bien definidas líneas que delimitaban estrictos horarios y turnos separando así el bloque del trabajo con el bloque personal, ahora se difuminan optando por flexibilizaciones que faciliten la difícil orquestación entre trabajo y vida personal. Así el empleado esperará poder conciliar de manera natural y será quien orqueste y encaje por igual su ejercicio laboral con el personal, a cambio de ceder espacios y tiempos antes incorruptibles (festivos, fines de semana,…) integrando ambos mundos. Si integras tu vida personal en el trabajo, tu trabajo se verá también encajado en la vida personal.

Las relaciones laborales han cambiado radicalmente en los últimos años y muy particularmente en el período de 2020. La tendencia hacia un individualismo más acentuado era la tónica (a día de hoy, la adecuación a la actual situación de pandemia), donde el caso por caso y el persona a persona, se estudian las circunstancias y se evalúan. Un trabajador ya no se entiende como un individuo arquetípico dentro de un colectivo, sino como un ente propio, único, con sus propias circunstancias y contextos, que al influir sobre éste, repercuten de alguna forma en la compañía. La búsqueda de objetivos comunes en el entorno laboral y la racionalización de las condiciones se impone. En un mundo cada vez más regido por objetivos, el presencialismo, el figurar en el puesto (se tenga o no qué hacer) y los esfuerzos innecesarios son costes a evitar por un doble motivo: por la adecuación de los esfuerzos y recursos laborales al trabajo así como para evitar situaciones que incurrirán en el desgaste de ese nuevo contrato laboral, donde ambas partes esperan un honesto intercambio.